martes, 14 de febrero de 2012

DUCADO DEL INFANTADO

El Ducado del Infantado es un título nobiliario español concedido por los Reyes Católicos el 22 de julio de 1475 a Diego Hurtado de Mendoza, II Marqués de Santillana. En 1520 se le concedió la Grandeza de España de primera clase. Da nombre a la Casa del Infantado.

 Don Diego Hurtado de Mendoza y Figueroa

Don Diego Hurtado de Mendoza, fue el hijo primogénito de Íñigo López de Mendoza, I marqués de Santillana, de quien heredó el título siendo proclamado a su fallecimiento  II marqués  de Santillana. Algunos de sus otros títulos fueron  I Duque del Infantado, I marqués de Argüeso, I marqués de Campoo, II conde del Real de Manzanares, y IV señor de Hita y Buitrago.

Mecenas de las bellas artes, Inició el proyecto del Palacio del Infantado en Guadalajara. También  patrocinó la construcción del bello castillo de Manzanares el Real

En principio, durante la guerra civil en Castilla que comenzó en 1465, fue partidario de la princesa niña Juana la Beltraneja,  pero  en 1473 las gestiones de su hermano Pedro González de Mendoza el conocido como el cardenal Mendoza ante Alejandro Borgia de visita en Castilla y aliado de Fernando e Isabel provocaron  que cambiara de bando para apoyar a los Reyes Católicos tras una entrevista secreta con ellos.

Pedro González de Mendoza (cardenal)
Quinto hijo de Íñigo López de Mendoza  y hermano de Don Diego Hurtado de Mendoza.  Desde su nacimiento sus padres le destinaron a la carrera eclesiástica desde la cuna, constituyendo  una de las figuras más brillantes de la aristocracia de la segunda mitad del siglo XV, en el paso del mundo medieval al moderno.
Ocupó el Palacio del Infantado en Guadalajara, para poner sus casas principales. Reformadas sucesivamente por otros mayorazgos del linaje, entre ellos el primer marqués de Santillana, que en ellas vivió largas temporadas y mantuvo su principal biblioteca y estudio, fue hacia 1480 que el segundo duque del Infantado, don Iñigo López de Mendoza, decidió derribarlas y construirse un nuevo y esplendoroso edificio palaciego.
 Su vida privada no contó con el mismo prestigio. Al estilo de la época, acaparó cargos, residió en la Corte ausentándose de sus diócesis y consiguió legitimar a sus hijos naturales. Según las crónicas a don Pedro se le conocían tres hijos, que la reina Isabel conocía como "los lindos pecados del Cardenal.
En la actualidad, la estatua del cardenal Pedro González reside la plaza del Infantado.

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